
No sé ni que emoción sentir primero ni cual después, disfrutar el perfume que brota de ese espacio, entre tu cuello y el lóbulo. Gozar viendo tu risa, la que nace de la burla que nosotros nos hacemos, mientras juego a no sentir lo que siento y que dices frente a ellos ya no sentir. Pero no importa, estoy contigo y me hubiera podido morir esta noche, al ritmo de un són cubano, al frio de este otoño donde las hojas caen, cuando veo que tus ojos me ven...